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| La primera etapa del reciclaje: los "escobitas" reĆŗnen aquĆ los residuos de la Fiesta del Libro |
La Fiesta del Libro y la Cultura recibe en cada una de sus ediciones aproximadamente 500.000 personas durante sus 10 dĆas de programación. En medio de esta multitud, hay un equipo de trabajo que cumple una labor fundamental, aunque suele pasar desapercibido. No se trata del equipo de comunicaciones, ni del logĆstico, y mucho menos de los artistas y autores que circulan por el evento.
Se trata de quienes recogen los residuos que dejan los asistentes: el equipo de “escobitas”, como se les conoce popularmente a los barredores de Emvarias que trabajan en la Fiesta del Libro y la Cultura. A ellos se suma el personal encargado de realizar la separación de los desechos antes de que sean trasladados al relleno sanitario La Pradera.
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| El equipo de "escobitas" de Emvarias recoge los residuos de los asistentes a la Fiesta del Libro |
Johan Posada, supervisor de barrido en Emvarias, lleva aproximadamente siete aƱos en este cargo. Explica que, durante el evento, se pueden llegar a cubrir hasta tres turnos al dĆa. Su equipo estĆ” conformado por hombres y mujeres de todas las edades, y algo mĆ”s importante: la empresa brinda oportunidades laborales a quienes mĆ”s lo necesitan, en zonas de escasos recursos de MedellĆn.
Su labor consiste en supervisar que los escobitas recojan todo tipo de residuos que dejan las personas. “El proceso es simple, pero muy bonito”, cuenta. Los barredores depositan la basura en pequeƱos contenedores, que luego se trasladan a uno mĆ”s grande y finalmente al shut de residuos, ubicado en una zona poco conocida del JardĆn BotĆ”nico.
AllĆ, otro grupo se encarga de la separación adecuada: material aprovechable, residuos orgĆ”nicos, inorgĆ”nicos y lo que debe desecharse definitivamente. Este proceso permite que los camiones de Emvarias, que visitan el lugar tres veces al dĆa —a las 6:00 a. m., 2:00 p. m. y 8:00 p. m.— recojan los desechos y continĆŗen su ruta hacia La Pradera.
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| Lina Gómez, recuperadora ambiental de Recimed, en el shut de residuos del JardĆn BotĆ”nico |
En el shut de basura trabajan mujeres cabeza de familia, quienes a travĆ©s del reciclaje y la recuperación de materiales logran llevar el sustento a sus hogares. Lina Gómez, recuperadora ambiental de Recimed, lo dice con claridad: “No es un trabajo deshonroso. Antes me siento muy bien, porque aquĆ hay mucha gente que no nos da ni un saludo, pero nosotros nos dedicamos a la labor de la basura y el reciclaje”.
Cuando lleguĆ© al shut, Lina me recibió con una sonrisa particular: —“Mi amor, acomódese por acĆ”, que no se me vaya a porrear”. La saludo de mano, y se disculpa: —“QuĆ© pena, yo con estas manos todas sucias”.
Durante el desarrollo de toda la entrevista y en el tiempo que estuvimos conversando, la sonrisa siempre estuvo marcada en su rostro. Lina Gómez es recuperadora ambiental de Recimed, cooperativa de recicladores, y me cuenta con orgullo que con lo que gana paga la universidad de su hijo, que estudia Veterinaria: “A veces me queda cortico porque soy cabeza de hogar. Pero yo le pago la universidad a mi hijo con la basura”.
Otro de los trabajadores es Argiro Mira, empleado del JardĆn BotĆ”nico en oficios varios. Su eterna pasión por el fĆŗtbol, de la mano del Equipo del Pueblo, quienes lo tienen acostumbrado al sufrimiento. Entre risas, me cuenta que antes trabajaba en la misma empresa que Lina, hasta que lo “ficharon”, como a un jugador de fĆŗtbol, para pasarse al equipo del JardĆn. AllĆ trabaja junto a las recuperadoras de Recimed y comparte la misma pasión por el reciclaje. “Incluso peleo cuando botan material aprovechable”, confiesa.
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| Lina Gómez, recuperadora de Recimed, cuyo trabajo transforma la basura en oportunidades |
Con el paso de la conversación, Lina Gómez se detiene y habla con la sinceridad de quien lleva aƱos enfrentando miradas ajenas y prejuicios que pesan mĆ”s que las bolsas de basura: - “La gente cree que los recicladores somos basureros, lo peor, la basura. Y no. Somos gente. A mĆ me da mucha rabia cuando hablan mal del reciclador. AquĆ en el JardĆn hay mucha gente estudiada, pero muy cochinos. La gente de corbata son los mĆ”s sucios: toman algo y ¡pum!, al piso. ¿Dónde estĆ” la educación de la gente de cachĆ©, de corbata, de tacón?”.
Con un gesto firme y la voz cargada de indignación, Lina contrasta la realidad de quienes, como ella, trabajan en el reciclaje con la actitud de muchas personas que se consideran educadas solo por tener estudios: - “Nosotros, los pobres, tenemos educación. Respondemos un saludo, un buenos dĆas, una buenas tardes. ¿Usted cree que ellos responden? Tienen estudios y todo, pero, ¿dónde estĆ” la educación?”.
El evento se mantiene limpio gracias a ellas, dice Lina, mientras seƱala a una compaƱera barredora, “A ellas les toca muy duro. DeberĆan valorar mĆ”s este trabajo: es bonito, pero muy pesado, con mucho riesgo”.
La magnitud de su labor es enorme y muchas veces invisible. Solo en un dĆa, del shut de residuos del JardĆn BotĆ”nico pueden salir hasta seis toneladas de material reciclable. AdemĆ”s, segĆŗn datos de Emvarias en un dĆa en el evento son recogidos aproximadamente 18 metros cĆŗbicos de residuos ordinarios, para poner este dato en perspectiva equivale a que al dĆa se recojan 18 mil botellas de agua de un litro.
Gracias a estos equipos, la Fiesta del Libro y la Cultura no solo se mantiene limpia, sino que tambiƩn se convierte en un espacio donde la basura deja de ser desecho para transformarse en oportunidad.



