Con un total de ocho personas asesinadas y una serie de actos de intolerancia que conmocionaron a la comunidad. La administración distrital reconoció que el domingo 13 de agosto marcó una alarmante escalada de violencia en la ciudad, contradiciendo la tendencia a la reducción de homicidios que se había mantenido en los últimos tres años y siete meses.
De acuerdo con las investigaciones, seis de los ocho casos de homicidio registrados en este fatídico fin de semana fueron resultado de actos de intolerancia. El general (r) José Gerardo Acevedo, secretario de Seguridad de Medellín, expresó su preocupación por el incremento de la violencia derivada de situaciones de excesos de consumo de alcohol y la incapacidad de diferenciar y manejar conflictos previos entre vecinos y personas cercanas.
Uno de los puntos más preocupantes para las autoridades fue el barrio Manrique, que se ha convertido en un foco de atención debido a la recurrencia de incidentes violentos. Para contrarrestar esta situación, se implementó una intervención que involucró la participación de 80 agentes de la Policía y puestos móviles de control. Además, el Sistema Integrado de Seguridad y Emergencias se mantendrá en alerta con la vigilancia constante de cámaras inteligentes y el apoyo del Halcón 1 de la Policía Metropolitana.
La intolerancia y la violencia en relaciones de pareja fueron los factores principales detrás de esta ola de asesinatos. En este fin de semana, ocho personas perdieron la vida en diversos incidentes, incluyendo a una mujer y un miembro de la comunidad LGBTIQ+. Los sucesos iniciaron el sábado por la noche en el barrio Lorena en Laureles, cuando un hombre armado disparó a una mujer que esperaba su comida en un negocio de venta de carnes. Tres personas más resultaron heridas en el incidente.
El domingo continuó la espiral de violencia, con un total de seis asesinatos. La jornada arrancó con un altercado en el barrio El Picacho, donde un hombre perdió la vida en medio de una riña. Posteriormente, en el barrio 20 de Julio, un joven fue atacado por una persona transgénero durante una disputa, muriendo a causa de las heridas infligidas con un arma blanca.
Las tragedias también afectaron a parejas, como el caso de Aduvainer Gabriel Vera Serrano, asesinado en una vivienda del barrio El Picacho durante una discusión. La jornada continuó con otro homicidio en el barrio Sucre, donde una mujer transgénero fue hallada muerta en circunstancias que apuntan a la asfixia y la violencia.
La noche no trajo tranquilidad, ya que dos personas más perdieron la vida en riñas y ataques. En el barrio Moravia, una pelea culminó con el asesinato de un joven de 18 años, mientras que en los alrededores del barrio Los Ángeles, un hombre fue tiroteado desde un carro en movimiento.
El registro de asesinatos alcanza los 232 casos, mientras que en el mismo período del año anterior la cifra era de 247, según el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc). Sin embargo, esta inusual racha de violencia subraya la importancia de continuar trabajando en la prevención y control de la violencia en la ciudad.