La romantización de la pobreza, un arma de buenas historias para los medios


En muchos medios de comunicación podemos encontrar las historias de niños, niñas y jóvenes que tienen que hacer mil y un cosas para lograr llegar a sus lugares de estudio en una escuelita allá en lo alto de una montaña, y que para lograrlo deben caminar horas, kilómetros y pasar muchos obstáculos que se interponen en su camino para recibir varias clases y, luego, realizar el mismo recorrido de regreso a su casa. Y esto también ocurre en el caso de los jóvenes para lograr ser el primer ICFES de su municipio, departamento o región, para así poder acceder a una universidad pública y poder sacar a su familia adelante, o por lo menos darles mejor calidad de vida.

Lo anterior descrito parece casi un libreto que siempre buscan los medios para tratar de mostrar la “superación” y generar una esperanza ficticia de que siempre se pueden lograr las metas y los sueños de las personas. Pero allí este discurso pasa ser casi una buena historia a convertirse en un video de motivación o superación personal, en el que solo les falta promocionar una suscripción a algún seminario para allí entregar el maravilloso secreto de estos jóvenes para superar la pobreza extrema y la desigualdad social.

Basta ya, estimados colegas, de siempre querer romantizar la pobreza que viven nuestros campesinos, niños, niñas y jóvenes, que por falta de oportunidades en su región, por condiciones sociales de violencia, entre otras variables, se vuelven ejemplos de superación, ¿Cuál superación? Eso es darles ilusiones a las personas que tarde que temprano terminarán sucumbiendo a las realidades que vive este país y las regiones del mismo. Donde solo tienes dos opciones o te vas a la ciudad y dejas tu raíz para buscar un mejor futuro, o te quedas en tu tierra y pasas allí el resto de los días esperando que nada malo pase. 

Siento yo, que más que buscar estás historias románticas de pobreza, es buscar ayudar a estás personas o regiones desde nuestro oficio, quizás no sea mucho lo que como periodistas podamos hacer o quizás podamos hacer más, solo cada uno de nosotros sabrá que puede o no aportar, y no es solo contar sus historias para generar likes, rating e incluso lastima, sino buscar opciones que realmente ayuden a qué en cada región de este país se respete y se reconozcan sus derechos, hacer visibles las brechas sociales que, en el campo y a veces en la misma ciudad, atropellan la calidad de vida de estos. Nosotros también aportamos al cambio social.

Santiago Bedoya Martínez